Evangelio y Reflexión. Primer domingo de Adviento

Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 13, 33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».

Palabra del Señor.

 

Reflexión

Estimados amigos y hermanos todos.

Hace ocho meses que el Covid-19 entró en nuestras casas y con él, muchas cosas, tanto sociales como políticas, cambiaron: “confinamiento de tres meses; injerencia política en el ámbito tanto personal como público; disparidad de criterios al gestionar las medidas contra la pandemia; restricciones de derechos y libertades; manipulación mediática; penuria económica; “pactos” para conseguir los presupuestos; reforma educativa, …”. Y lo más importante, la perdida de seres queridos con rostros y nombres concretos.

Todas estas situaciones merman fuerzas, destruye la confianza y desemboca en la desesperanza. Pero, a pesar de todo lo ocurrido, tenemos que mirar hacia el horizonte que Dios nos muestra; hacia el encuentro con la esperanza con mayúsculas, hacia nuestra salvación y liberación viviendo con intensidad un tiempo nuevo: el Adviento.

Este tiempo es como un regalo de Dios previo a la Encarnación y una exhortación a luchar contra el mal que a veces nosotros provocamos de mil formas distintas. El Adviento tiene doble peculiaridad: por una parte, es un momento para conmemorar, con renovada fe, el nacimiento de Jesús en Navidad. Es decir, la primera venida del Hijo de Dios a los hombres. Y, por otra parte, dirigimos nuestras mentes hacia la segunda venida en gloria de Cristo al final de los tiempos.

El pasaje evangélico de Marcos, es conocido también como “discurso escatológico” o “discurso apocalíptico” porque Jesús afronta las cosas que se refieren al final de la vida y de los tiempos con sus discípulos. Aquí, el evangelista, se vale de la parábola del portero que recibe poderes para vigilar la casa hasta que el dueño vuelva. Se trata de una invitación y llamada a la vigilancia, a la esperanza: “cuidado…estad alerta…velad”.

Sería una lástima que cuando Dios venga nos encuentre dormidos. Este tiempo se nos presenta como una ocasión óptima para rehacer nuestros vínculos con Dios. Dios va a venir a nuestras vidas. Por tanto, cada uno debemos cumplir la misión asignada hasta que vuelva el Señor. Todos somos, en cierto modo, porteros que hemos de permanecer vigilantes.

Esta propuesta es una invitación a la esperanza, a revitalizar nuestra fe.  Mantenerse vigilantes y fieles al mensaje de Jesús en el presente es una forma de prepararse para el futuro. Para que Jesús nazca en nosotros tres cosas son necesarias: ama (Tu eres el alfarero y nosotros arcilla en tus manos), reza con el alma (¡Ven Señor Jesús!) y espera (aunque no veas y no sientas, como el sembrador).

“Durante el tiempo de Adviento recordamos frecuentemente en la liturgia a la Santísima Virgen… De este modo los fieles… al considerar el inefable amor con que la Virgen esperó al Hijo, se sienten animados a tomarla como modelo y a prepararse vigilantes en la oración y jubilosos en la alabaza, para salir al encuentro del salvador que viene” (Marialis Cultus, n. 3-4)

Roguemos, amigos, a Santa María del Rocío, Madre de la Espera y de la Esperanza que inunde nuestros corazones de paciencia para permanecer fieles y dispuestos al encuentro con Cristo.

 

Francisco Jesús Martín Sirgo

Director Espiritual de la Hermandad https://hermandadmatrizrocio.org/wp-content/uploads/2021/09/exhibition-gallery-item-5-1.jpg, Párroco de la de Ntra. Sra. de la Asunción, de Almonte y Rector del Santuario de Ntra. Sra. del Rocío.

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