"Cuando el Coto de Doñana era una alfombra celeste..."
Los comerciantes, agricultores, ganaderos, carboneros, cazadores, propietarios, milicias, etc., son los primeros pobladores del entorno que hoy conocemos como Doñana. Desde la primera mitad del siglo XIV ya tenemos documentos que hablan del bosque de las Rocinas que Alfonso XI describiera:
“En tierras de Niebla, hay una tierra que dicen de Las Rocinas, et es llana, et es toda de soto, et hay siempre puercos…, hay muchas humedades, en invierno es lluvioso; et en verano non es de correr porque es muy seca, hay una ermita de Sancta María de Las Rocinas, et cabo otra que dicen de Sancta Olalla…”
Desde esta época el cruce de caminos que se produce en El Rocío aviva una fe hacia Ntra Sra de las Rocinas que se traduce en hermandades por los pueblos del entorno. En el siglo XVI, gracias al legado de Baltasar Tercero, que hizo las américas y fallece en Perú, se funda una capellanía en El Rocío, que mantiene la ermita abierta en un lugar tan retirado como inhóspito. Así se recoge en el Acta del concejo de la Villa del 10 de septiembre de 1597:
De este legado concluimos que antes de partir a América, Baltasar Tercero, ya es conocedor de esta devoción que se le profesa en tierras de lo que hoy conocemos por Doñana a Nuestra Señora de Las Rocinas. Es decir, que desde los primeros años del siglo XVI la imagen es suficientemente conocida como para que un sevillano de múltiples oficios que emigra a América deje semejante legado, para la tranquilidad de su alma y las almas de sus familiares, a esta capellanía.
Desde los últimos años del siglo XV y primeros del XVI proliferan la formación de cofradías y hermandades. La primera en Almonte donde se produce un hecho insólito. En 1653 se vota por el pueblo de Almonte para nombrar patrona de la villa a la Virgen del Rocío. Teniendo otras imágenes marianas importantes en la población, se decide otorgar el patronazgo a la Virgen del Rocío que estaba situada a tres leguas de camino. No podemos olvidar que en aquella época recorrer tres leguas era penoso. De esta época también son los primeros traslados desde la aldea hasta la villa de Almonte ante catástrofes sobrevenidas (6 veces en el siglo XVII, 16 veces en el siglo XVIII y 7 en el siglo XIX)
Apenas se producen cambios en los caminos que siguen las hermandades a lo largo de los siglos...
Las primeras hermandades filiales son fundadas en los siglos XVII y XVIII en Sanlúcar de Barrameda, Villamanrique de la Condesa, Pilas, La Palma del Condado, Moguer, El Puerto de Santa María, Rota y Chipiona. Si miramos una imagen, nos daremos cuenta de que, desde el principio, los caminos que llegan a la ermita de la Virgen del Rocío son los actuales. Aunque es cierto que las hermandades de la provincia de Cádiz, en años de agua, venían en lanchas de poco calado, atravesando la marisma desde el Río Guadalquivir, entrando por el Caño de Brenes, navegando por el Caño de la Madre hasta los pies de la misma ermita. En otras ocasiones, hacían el camino pernoctando en el Palacio de Doñana.
39. Sotos
40: Las Peñuelas
42: Arenilla
47: Pico de Las Matas
48: Ruidero
49: Dehesa de Los Arrendadores
50: Laguna de Los Arrayanes
51: Hato de Los Tellos
52: Caño Marín [En plano con el nº 54]
53: Laguna de Fr. Juan
54: Hato del Cañuelo
55: Santuario de la Virgen del Rocío
56: La Madre y boca de la Rosina
57: Canaliega
58: Mojonera del Coto
59: Arroyo de Sta. Maria
60: Término de Almonte
61: Camino de Bernabé
62: Hato del Rincón
63: Chozas
64: Fuente del Rocío
65: Camino de Almonte al Rocío
66: Caño de Los Anguilleros
67: Algaida de Pedro García
68: Laguna de la Mata de La Grana
69: Venta de La Canaliega
74: Lagunas
A lo largo del siglo XIX la población y la actividad de El Rocío se ve diezmada y se produce un aislamiento importante. Esto hace que la romería, el Rocío Grande tome protagonismo como celebración. Por lo que El Rocío ya no es un sitio que coge de camino, sino que es un lugar al que se va, un destino. Y toma valor como punto habitual de veraneo de los vecinos de Almonte. Para los vecinos del entorno, Doñana sigue siendo una fuente de recursos, sobre todo, ganaderos y cinegéticos.
Y ya desde principios del siglo XX la creación de Hermandades no ha parado de crecer impulsada por dos grandes acontecimientos, la coronación de la Virgen en 1919 y, posteriormente, la construcción de la carretera Almonte-El Rocío en 1958 que sería completada hasta Matalascañas en 1969, lo que estableció un flujo de visitantes importante que se tradujo en una explosión de Hermandades y de la Romería, propiciado también por el carácter abierto y de expansión de las Juntas de Gobierno de la Hermandad Matriz de aquellos años.
En 1957, el ornitólogo británico Guy Mountfort habla así de Doñana en uno de sus libros:
“Al estar localizada en la zona bisagra entre África y Europa, esta región ha podido disponer de una gran cantidad de especies para construir su actual riqueza y, además, no ha sufrido los desastrosos empobrecimientos causados por las sucesivas glaciaciones, ni por un aislamiento geográfico o climático. De una manera excepcional, esta región también ha disfrutado de cuidados y vigilancia por muchas generaciones, que la han protegido de la destrucción que la moderna explotación económica ha generalizado en toda Europa. Por todas estas razones, constituye un monumento natural de excepcional importancia e interés científico, por cuya preservación de perturbaciones y desarrollo, los actuales propietarios y la misma España son un ejemplo para el mundo.”
A El Rocío llegan romeros por caminos que atraviesan Doñana desde los cuatro puntos cardinales, por el Puente del Ajolí (o Puente del Rey), el Puente de la Canaliega, Camino de Moguer y Camino de los Llanos. Grosso modo, de Sur a Norte, la Vía Pecuaria Vereda de Sanlúcar de Barrameda a Almonte trae a los peregrinos de las hermandades de Cádiz, por el sur, y del Condado de Huelva por el norte. De Este a Oeste, la Vía Pecuaria Camino de Sevilla al Rocío, trae a los rocieros de las hermandades de Sevilla y zona oriental de Andalucía y, por el Camino de Moguer, vienen las hermandades de la zona occidental de Huelva. Estos cuatro puntos de entrada a la aldea son producto del desmembramiento de dos grandes vías que se cruzaban en la misma venta que había frente a la antigua ermita, y que comunicaban Sevilla con Moguer y los puertos colindantes de Palos y Huelva, por una parte, y por otra parte el camino que comunicaba Sanlúcar de Barrameda con Niebla. Las hermandades del resto de España hacen sus caminos por zonas diversas, que adoptan como propias. Casi todos estos caminos vienen a converger a estos puntos de entrada. La casuística es muy diversa y actualmente se aprovechan otros caminos tradicionales de acceso a la aldea como el camino de Los Tarajales o Camino de Hinojos al Rocío.
Desde que se cruzan algunos puntos como Malandar, para el cruce del Río Guadalquivir, la Venta de Mauro en los caminos que vienen de Sevilla y la Casa de las Tres Rayas para los caminos de Huelva, se entra en zonas de protección del Espacio Natural de Doñana. Las hermandades peregrinan por estos caminos y hacen paradas (sesteos, rengues, pernoctas) en las zonas que se han habilitado previamente para ello, donde suele haber más servicios que en el resto del camino (sombras, pilas de agua, contenedores de residuos, etc.).
El camino no es solo andar o cabalgar, es un camino hacia el conocimiento interior, donde se mezclan la alegría y los recuerdos, vivencias duras y ratos de felicidad.
Quizá el camino más conocido por ser el que más hermandades transitan es el Camino de Sevilla, poco a poco los caminos del aljarafe sevillano, van confluyendo hacia el Vado del Quema (Aznalcázar) pasando por Villamanrique de la Condesa para llegar por la Raya Real y Raya de los Vázquez hasta el Palacio del Rey, donde pernoctan la mayoría de ellas y continúan hacia la aldea pasando por el Puente del Ajolí (O Puente del Rey). Se estima que más de 600000 romeros, de más de 60 hermandades, atraviesan los caminos desde el aljarafe sevillano hasta la aldea almonteña. Son muchas las opciones de caminos que hay desde la margen izquierda del Guadalquivir hasta el Moralejo, y muchos los enclaves tradicionales de estos, como: San Diego, Colinas, Marlo, La Juliana, Lópaz, Hato Blanco, La Calera, El Charco del Cura, Palacio…
Casi una decena hermandades, principalmente de Huelva y Sevilla, toman el Camino de Hinojos para llegar al Ajolí. Probablemente los enclaves más conocidos sean Cabeza Rasa, el Pino de los Mil Duros, el Charco del Cura y el Moralejo.
El Camino de Sanlúcar reúne a las 12 hermandades que peregrinan desde la provincia de Cádiz, en Bajo de guía. En este punto atraviesan la desembocadura del Guadalquivir en una barcaza para entrar en el Parque Nacional de Doñana por Malandar, pasarán por el Faginao, Poblado de la Plancha, Marismillas, Cerro del Trigo, Cerro de los Ánsares, Corral de Félix, El Sopetón, Palacio de Doñana, Raya de las Perdices, Guaperal, Manecorro y Puente de la Canaliega. Desde la desembocadura, se atraviesan bosques de sabinas, lentiscos y pinos, dunas, terrenos arcillosos y arenales que hacen de éste un camino duro para los animales y los peregrinos. Para los romeros de estas hermandades, el Río Guadalquivir supone una frontera real entre el mundo ordinario y el gozo de entrar en el Santuario que supone Doñana y todo el entorno rociero.
El Camino de Moguer y Huelva transcurre por la parte occidental del Espacio Natural de Doñana y entra al Rocío por las Tinajas, los lugares más significativos de este camino son el Milanillo, la casa de las Tres Rayas, Montemayor, Pino Galés, Bodegones, Pino Gordo, las macetas, Villarejo, y el tramo final, donde todas las hermandades coinciden, desde Los Cabezudos a El Rocío, pasando por Gato y la Charca. Esta última parte discurre en paralelo al Arroyo de la Rocina por la parte Norte del mismo. Estos bosques albergan el escenario de la Leyenda de la aparición que se relata en el libro de reglas de la Hermandad de 1758:
Por estos caminos el paisaje predominante son las masas forestales de eucaliptos y pinos con matorral bajo y vegetación palustre en las zonas más húmedas de regajos y lagunas; y pistas forestales y cortafuegos que cortan, a cada tanto, el territorio. Las carretas adornadas con flores de papel y los carros tirados por mulos “a la larga” son característicos de las hermandades de Huelva.
El Camino de Almonte y el Condado, o Camino de los Llanos, es la continuación de la Vereda Sanlúcar de Barrameda-Almonte tras pasar por la aldea. Estas hermandades acaban convergiendo en Almonte y recorre tres leguas, que atraviesan en primer lugar el ruedo del pueblo con sus viñas, olivares y siembras, posteriormente el puente de Olivarejos, que da acceso a un segundo tramo de pinares, pasando por El Pastorcito, la Venta Camacho, y llegando al Merco el camino toma dos variantes, por la margen derecha de la carretera que llega al Rocío por la subestación eléctrica, o bien cruzando la carretera a la margen izquierda de la carretera para pasar por las parcelas del Plan Almonte-Marismas y llegar a El Rocío por el Camino de los Llanos. La Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte es la primera que entra en la aldea, el miércoles de la Romería, para recibir a todas las hermandades filiales que irán llegando entre el jueves y el sábado de la presentación de las hermandades. Es característico de esta Hermandad portar el Simpecado a caballo rodeado de multitud de caballistas y peregrinos a pie.
Desde muy antiguo los textos que nos llegan hablan de la dureza del camino, de las arenas calientes, del polvo que, por momentos, ahoga, del frío de la noche, de la humedad de las marismas. El camino no es solo andar o cabalgar, es un camino hacia el conocimiento interior, donde se mezclan la alegría y los recuerdos, vivencias duras y ratos de felicidad. La verdad del camino está ahí, accesible para el que la busca. Aunque también podemos encontrar a gente que va de paso y que son ciegos ante la palpable realidad.
Los rocieros sueñan con volver a las arenas de Doñana año tras año, como describe el poeta Juan de Dios Pareja-Obregón en unas letras:
hay que soñar lo que falta
para volver al sendero
de esa marisma que canta.
De esa marisma que canta
como alondra peregrina,
que sueña volar muy alta
y anidar en La Rocina.
Lucero del horizonte
anda y alumbra mis huellas,
porque voy buscando a Almonte
el resplandor de una estrella.
Su luz baña los caminos
con un sueño de arenales,
y dicen Salve los pinos
y Ave María los trigales.”
Del mismo autor se desprende la idea del habitante de Doñana, que es, irremediablemente, rociero:
coge pronto tu camino,
tu camino verdadero
que te lleve entre los pinos,
marismeño rociero.”
Una muestra de la unidad que supone Doñana y El Rocío queda reflejada en la propuesta que se presentó por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en 1997 para incluir El Rocío y sus caminos como Patrimonio Cultural de la UNESCO, y así ampliar el reconocimiento de Doñana como Patrimonio de la Humanidad desde 1994. De forma que los destinos de los Espacios protegidos de Doñana queden unidos a El Rocío y sus caminos. Existen multitud de ejemplos de esta alianza, como las campañas anuales conjuntas de “Doñana. Es tu camino”