"Y si tengo que rezar..."
La gratitud de los fieles hacia la mediación de la Virgen del Rocío, en sus momentos más difíciles, da lugar a los exvotos, principalmente, representaciones pictóricas del trance señalado.
En la anterior Ermita del Rocío, demolida en 1963 para la construcción del actual Santuario, había un espacio, conocido como “Sala o Cuarto de Los Milagros”, a la cual se accedía por “La puerta del Sol”, situado aproximadamente en el mismo lugar en el que hoy se encuentra la capilla penitencial. Dicha sala tomaba su nombre de la gran cantidad de exvotos que exhibía y que constituían un modo de dejar memoria de gratitud a la Virgen por las personas que se habían visto favorecidas por alguna gracia especial en situaciones de peligro, ya fuera por enfermedades, accidentes u otros motivos. Dicha colección, de autoría anónima en su inmensa mayoría, está formada fundamentalmente por pintura de ingenua ejecución, en pequeño formato, en el que se suele representar el momento del suceso e invocación de la mediación de la Santísima Virgen. Esta colección es la expresión más genuina de las convicciones y creencias del pueblo que forma el sustrato más importante de la devoción a la Virgen del Rocío. Es llamativo que en muchos casos, vemos en ella, los antecedentes devocionales de muchos pueblos y ciudades, cuyas hermandades se han constituido más tarde.
«Selección de Exvotos pictóricos de Nuestra Señora del Rocío. Expresiones populares de fe». Dotadas de jugosa y convincente narrativa. Denotan el poder milagroso de la Virgen. Siglo XIX
Con motivo del derribo de la antigua Ermita desapareció este cuarto, haciéndose entrega a los interesados, en muchos casos descendientes, de sus EXVOTOS familiares y destruyendo otros que se encontraban en mal estado de conservación. Actualmente la colección está formada por algo más de setenta y cinco piezas.
Entre los EXVOTOS más significativos de la colección está el del torero Rafael Gómez Ortega, “El Gallo”, cuyo motivo aconteció en Algeciras, en junio de 1914, cuando un toro de la ganadería de Moreno Santamaría lo embistió en el pecho y le partió el esternón. El torero, devoto de la Santísima Virgen del Rocío, al que encomendó este trance, salvó milagrosamente su vida y como consecuencia de ello le regaló a la Virgen un cuadro en el que aparece convaleciente en la cama y con la mirada puesta en un cuadro de ella. En este cuadro había unas letras macizas en oro que decían: OTORGA LO IMPOSIBLE.