Rincón de la Esperanza | Evangelio y Reflexión. V Domingo del Tiempo Ordinario

Curó a muchos enfermos de diversos males

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca».

Él les responde: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

Palabra del Señor.

 

Reflexión

Estimados amigos y hermanos.

Con un panorama desalentador en los fallecidos y desorbitado en la tasa de contagios, a algunos todavía le preocupa más la economía que la salud. ¿Cuándo nos daremos cuenta de que no se puede elegir entre ambos presupuestos: ¿salud o economía? De sentido común es saber que sin salud será muy difícil generar economía. Con esto, no quiero decir que la economía no sea importante y haya que darle solución. Sólo quiero poner de manifiesto lo que debe ser primero, sin obviar lo segundo.

A lo largo de la historia, se ha constatado que el ser humano intenta responder a los interrogantes que brotan de la realidad que le ha tocado vivir. Una fuente importante de esas preguntas, son las que surgen sobre el misterio del mal y del sufrimiento. Estas dos realidades, socaban los cimientos donde se asienta el sentido de nuestra existencia y nos avoca a un vació desgarrador. Pues son cuestiones, que la mayoría de las veces, no encuentran respuestas que nos satisfagan en plenitud y colmen las lagunas de nuestro ser.

En el Evangelio de este domingo, nos encontramos con alguien que no elude el sufrimiento, sino que lo afronta cara cara. Jesús entra en la historia humana para traernos vida nueva y plena. Él ha venido para sanar, liberar y sacar al ser humano de todo aquello que le impide ser feliz. La salud integral que Cristo nos trae es consecuencia y efecto de la presencia del Reino entre nosotros. Nadie puede quedar excluido.

La razón es la siguiente: el anuncio de la Buena Noticia, que nace de la experiencia del encuentro con Dios, es para todos sin distinción, pero especialmente para los pobres, enfermos y los más débiles. Esto es lo que llamamos evangelizar. Ahora bien, la obra de la evangelización debe ir acompañada de acciones liberadoras, debe llegar a todos los lugares y no sólo quedarse en el espacio religioso. De lo contrario privaríamos a muchos hermanos del encuentro con Jesús.

La suegra de Pedro es sanada y de inmediato se pone a servirle. No para “pagarle” a Jesús lo que había hecho por ella, no. El servicio es consecuencia de haber recibido la Buena Noticia y convierte a la persona en discípulo. Las dos características que definen claramente a los discípulos son: el seguimiento de Jesús y el servicio a los demás. ¿Estamos dispuestos a recibir la Buena Noticia de Cristo, o sólo nos importa la curación?

Dios nunca nos dijo que estaríamos exentos del sufrimiento, que todo en la vida sería “coser y cantar”, que la vida sólo es para disfrutarla sin reparar en nada ni en nadie. El sufrimiento forma parte de nuestra existencia, de nuestra caducidad o finitud como seres humanos. Ahora bien, Jesús sí vino a liberarnos de todo lo que nos impide ser y nos esclaviza, mermando el sentido de nuestra vida. Sólo tenemos que ir a su encuentro y dejarnos sanar a través de sus palabras y acciones.

Santa María del Rocío, madre del perpetuo socorro y auxilio de los cristianos, ayúdanos a encontrarnos con Jesús, el Divino Pastor para que nos libre de todo mal y dote nuestra vida de sentido y plenitud.

 

Francisco Jesús Martín Sirgo

Director Espiritual de la Hermandad https://hermandadmatrizrocio.org/wp-content/uploads/2021/09/exhibition-gallery-item-5-1.jpg, Párroco de la de Ntra. Sra. de la Asunción, de Almonte y Rector del Santuario de Ntra. Sra. del Rocío.

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